jueves, 2 de diciembre de 2010

Estereotipos ligados al Envejecimiento

Estereotipo: es una imagen mental muy simplificada y con pocos detalles acerca de un grupo de gente que comparte ciertas cualidades características y habilidades. Por lo general, ya fue aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de conducta. El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que sólo se pueden cambiar mediante la educación.

Envejecimiento: El cambio gradual e intrínseco en un organismo que conduce a un riesgo creciente de vulnerabilidad, perdida de vigor, enfermedad y muerte.

En nuestra sociedad, utilizamos los estereotipos con una connotación plenamente negativa. Existen determinados grupos protagonistas absolutos de dichos estereotipos, entre ellos las personas de la tercera y cuarta edad. Tenemos una visión de ellos global y en su mayor parte equivocada, y con motivo de ello son discriminados.

Un ejemplo de ello es la discriminación que sufren a nivel social. El frenético ritmo de la ciudad deja fuera de la corriente a la persona mayor quitándole el rol de la producción y asignándole el vacío, la incertidumbre económica y la soledad dada por el aislamiento. De esta manera la sociedad cargada de preconceptos con respecto al anciano deja inutilizado a este creciente sector de la población. Esta realidad social, daña severamente la autoestima de la persona mayor. La desvalorización está dada por la falta de sentido en sus vidas y la carencia de una función social luego de toda una vida de servicios a la comunidad a través de su trabajo y el respeto de sus semejantes.Esta marginación del adulto mayor, a su vez distancia a los jóvenes del anciano privándolos de la experiencia y sabiduría del que ha vivido mucho.

Más aún, los aleja de la posibilidad de comprender a la vejez como parte de la vida, ayudándolos, de esta manera, a prepararse planificando su futuro para no dejar relegadas a otros decisiones que deben ser personales.

Otra clara forma de discriminación surge tras la jubilación. En la sociedad consideramos que al comenzar esta etapa lo único que obtenemos de nuestros mayores es un gran lastre económico dado que es necesario dotarles de una pensión, pero en ocasiones olvidamos que ellos trabajaron a su vez para proporcionar a los mayores de su época las mismas pensiones que ellos aspiran a tener. Por otra parte no se valora la utilidad de estas personas en la vorágine de la vida diaria. Es posible considerar un rol para jubilados y ancianos, una manera de reincorporarlos utilizando su experiencia y trayectoria. La comunidad podría utilizarlos para cubrir las carencias que la falta de recursos económicos provocan en numerosas instituciones educativas, sanitarias o incluso en problemas sociales.

Algunos países como Estados Unidos y Japón ya están realizando programas intergeneracionales en donde tanto los niños como los ancianos se benefician de los encuentros. Así también algunas empresas están reincorporando a sus antiguos trabajadores como asesores de los jóvenes empresarios que suelen ser impulsivos e impacientes. Gran cantidad de personas mayores ya jubiladas trabajan como voluntarios.

Son muchas las maneras en las que se le puede dar un rol social fructífero a quienes están atravesando la tercera edad. No olvidemos puede ser sumamente valiosa su colaboración en colegios asistiendo a niños con dificultades de lectura y concentración. Los jubilados pueden realizar también trabajo temporal en comercios los fines de semana o para épocas especiales del año en donde se necesita más personal, lo cual les permitiría tener un ingreso adicional.

Sumando los beneficios de la reinserción de los adultos maduros en la sociedad es importante considerar que la imposibilidad de relacionarnos con el anciano, rico en experiencia no sólo humana sino histórica, nos aliena del concepto real del tiempo, del crecimiento personal y de una planificación coherente y práctica de nuestros últimos años.

Mencionar también la discriminación que sufren a nivel sanitario. Tendemos a acusarles de hacer un gasto excesivo de la sanidad, cuando en realidad no es así. En muchas ocasiones se justifican sus diagnósticos achacándolos a la edad, cuando no podemos olvidar que la enfermedad no entiende de edad, simplemente a nivel biológico son algo más vulnerables a ciertos dolencias, enfermedades o patologías. El atribuir en muchas ocasiones a la edad todo lo que padecen estas personas, lleva a realizar un mala praxis con todos los riesgos que ello conlleva. Es más fácil realizar un internamiento geriátrico que verdaderamente tratarles exclusivamente por lo que padecen. No se debe englobar en la marco sanitario a todas las personas de la tercera edad como si fueran iguales, discriminándoles exclusivamente por cuestión de edad.

jueves, 25 de noviembre de 2010

El maltrato II


Hoy se celebra el Día Internacional contra la violencia machista, asi que , aunque no sea exactamente lo mismo, vamos a seguir con el maltrato en tercera edad especificando brevemente los tipos de maltrato que se contemplan y el perfil de riesgo de una persona mayor que puede conducir a sufrir malostratos.

1.Tipos de maltrato

Primeramente, hacer mención a algunas de las definiciones de maltrato a tercera edad existentes. El Consejo de Europa define maltrato a los mayores como : ``Todo acto u omisión cometido contra una persona mayor, en el cuadro de la vida familiar o institucional y que atenta contra su ida, seguridad económica, integridad física-psíquica, su libertad o comprometa gravemente el desarrollo de su personalidad´´.

Por otra parte, la Secretaría General de la Comisión de Desarrollo Social de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento define el maltrato como `` Cualquier acto único o repetido o falta de acción apropiada que ocurra en cualquier relación, supuestamente de confianza, que cause daño o angustia a cualquier persona de edad´´.

Actualmente contamos con una tipología de maltrato a tercera edad que contemplo el:

- maltrato físico

- malos tratos psicológicos o emocionales

- negligencia

- violencia económica

- violencia de derechos

- violencia medicamentosa

- abuso sexual


2.Factores de riesgo del maltrato

El grado de dependencia y la edad son los principales factores de riesgo, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

A mayor edad y mayor grado de dependencia, mayor es el riesgo de que las personas mayores puedan sufrir algún tipo de abuso; los más maltratados son los mayores de 74 años. También hay que hacer la distinción de que, entre los pacientes altamente dependientes, los que padecen un cáncer avanzado serían un grupo de menor riesgo en relación a los pacientes geriátricos. El principal tipo de maltrato que recibe este tipo de pacientes es :

  • la negligencia (16,4%),
  • seguidos del abandono (7,7%),
  • el abuso psicológico (3,1%),
  • la explotación financiera (1,5%), el abuso físico (1%) y
  • el abuso sexual (0,2%).

El género también influye, ya que 6 de cada 10 agresiones tienen como objetivo las mujeres. Lo cual nos lleva a concluir que la mujer sigue siendo la principal víctima de agresiones. Incluso en el último tramo de su vida sigue sufriendo a manos de familiares.

El estado civil sería otro factor de riesgo, siendo las personas casadas las que presentarían más riesgo ; determinados rasgos de personalidad, como que la persona se culpe de la situación; que muestre lealtad excesiva hacia el responsable del maltrato o resignación; la presencia de comportamientos provocadores y/o agresivos, presentes especialmente en personas con

  • demencia;
  • el deterioro cognitivo;
  • la mala salud (aunque aquí hay resultados contradictorios, ya que muchos piensan que es al contrario);
  • los problemas de comunicación y la dependencia (pero no pude asumirse una relación directa entre la dependencia y el maltrato).

Dentro del perfil del paciente maltratado se han encontrado las siguientes características que denotan riesgo:

  • ser una persona dependiente,
  • aislada,
  • con algún grado de demencia,
  • con conducta problemática,
  • deprimida,
  • con necesidades prolongadas y que para el cuidador resulta ser una carga pesada.

Si observamos este perfil de riesgo, nos damos cuenta que el paciente con la Enfermedad de Alzheimer y/u otro tipo de demencias reúne la mayoría de estas características lo que lo torna muy vulnerable a ser sujeto de maltrato.

Diagnosticar el maltrato en los pacientes con demencia no es una tarea sencilla, muchas veces el paciente tiene temor de comunicar. O, su misma incapacidad mental, le impide distinguir que está siendo sujeto de abuso. Como hemos dicho antes los trastornos conductuales, funcionales y cognitivos del mayor son los que generan más estrés a los familiares.

Dentro de los trastornos del comportamiento más citados son los activos:

  • agitación,
  • hiperactividad,
  • agresividad,
  • insomnio,
  • ansiedad,
  • delirios,
  • irritabilidad y,
  • gritos.

En cuanto a los trastornos funcionales sobresalen:

  • la dificultad para caminar,
  • la incontinencia y,
  • el deterioro de las actividades de la vida diaria.

Respecto al deterioro de las capacidades mentales son típicas :

  • las repeticiones verbales,
  • los déficit de memoria y reconocimiento.

Estos trastornos son responsables de la sobrecarga del cuidador y su intensificación son predictivos de la demanda de institucionalización. Debemos destacar entre ellos los síntomas psiquiátricos, el deterioro de las actividades de la vida diaria o la excesiva actividad nocturna.

Factores de riesgo presentes en la situación de cuidado

Finalmente, entre los factores de riesgo presentes en la situación de cuidado, se encuentran la cantidad de ayuda (formal e informal) recibida, siendo los cuidadores que menos ayuda reciben los que presentan mayor riesgo de maltrato;

  • la falta de contactos informales y/o informales,
  • el aislamiento social, tanto del cuidador como en la persona mayor;
  • el desgaste de los vínculos intergeneracionales;
  • dificultades económicas;
  • que el cuidador y la persona mayor vivan juntos;
  • la calidad de la relación entre el cuidador y la persona mayor (tanto anterior como actualmente), siendo más probable el riesgo cuanto peor es la calidad de la relación en ambos momentos;
  • y que la vivienda sea compartida por demasiadas personas, lo que provoca falta de espacio e intimidad.

3.Medidas de prevención e intervención

Dentro de la prevención del maltrato también nos encontramos con distintos niveles de actuación. En una prevención primordial el maltrato a las personas mayores es un fenómeno iceberg, que urge reconocer y conocer en profundidad. Los distintos actores sociales, las propias personas mayores, la familia, los profesionales, las autoridades gubernamentales, los parlamentarios, deben estar informados de la ocurrencia del problema y sensibilizados acerca de su impacto.

A su vez es de suma importancia realizar una prevención primaria para evitar la aparición de nuevos casos o la incidencia de maltrato mediante el control de las causas y los factores de riesgo existentes.

martes, 23 de noviembre de 2010

El maltrato

El hecho de que una persona mayor tenga deterioradas ciertas funciones físicas o mentales no significa que por ello haya dejado de ser sujeto de derechos. Las personas dependientes tienen al igual que el resto de sujetos, un derecho al honor, intimidad, propia imagen, integridad física, libertad, opinión, ... que han de ser respetados. Es cierto que el respeto de estos derechos pueden entrar en colisión con la necesidad de seguridad que requiere una persona que no puede valerse por sí misma, pero estos casos han de ser valorados en particular. Cada vez existe una preocupación mayor por parte de las instituciones por atajar situaciones de malos tratos que tanto en domicilios particulares, como en instituciones pueden tener lugar.

La condición de anciano supone un especial peligro de ser objeto de abusos causados por las personas que les rodean y que están llamadas a velar por ellos los últimos años de su vida. tanto las instituciones, como la familia, generan situaciones en las que la violencia puede fácilmente llegar a aparecer de forma repetida. Las víctimas pueden sentirse incapaces de escapar del control de los agresores a los que están sometidos por la fuerza física, la dependencia emocional, el aislamiento social o por otros vínculos económicos, sociales y jurídicos. En esta violencia, los sujetos más vulnerables en el seno del hogar son las mujeres, los niños y los ancianos.

Se trata de un problema oculto aún en la sociedad, a lo que contribuyo además, el hecho de que es un tema tabú para muchas personas mayores que los sufren, debido sobretodo al miedo del ``qué dirán´´.

Recientes estudios calculan que en nuestro país cerca de 60.000 personas mayores de 65 años son víctimas de maltrato en su propio hogar. Los agresores son fundamentalmente sus hijos y sus parejas.

Pocos son los investigadores que en todo el planeta se han dedicado a analizar el maltrato a personas mayores. Hasta el momento las agresiones a niños y mujeres copaban casi todos los estudios, y los dedicados a la tercera edad han quedado relegados a un segundo plano. Rompiendo esta tendencia, el Centro de Estudios Reina Sofía ha publicado recientemente un informe que analiza en profundidad el maltrato a ancianos en sus propios hogares, basándose en más de 2.500 entrevistas a ancianos y cuidadores.

En nuestro país, la edad y el género son factores determinantes, puesto que el estudio refleja que los más maltratados son los mayores de 74 años y además que seis de cada diez agresiones tienen como objetivo las mujeres. Lo cual nos lleva a la conclusión de que la mujer sigue siendo la principal víctima de agresiones. Incluso en el último tramo de su vida sigue sufriendo a manos de sus familiares.

Se han establecido cinco categorías dentro del maltrato a los mayores, a fin de poder distinguir el abuso al que son sometidos. Está el tan conocido maltrato físico, el maltrato psicológico que normalmente son ataques verbales, la negligencia o abandono de los cuidados de una persona, el abuso económico empleando de forma ilegal los recursos o propiedades del mayor, y por último el abuso sexual.

Fijándonos en los hematomas, úlceras o desnutrición, podemos intuir que un mayor está siendo sometido a malos tratos, pero hay otros indicadores más sutiles que pueden ayudarnos. Por ejemplo, si el anciano tarda mucho en asistir al médico desde el momento en que tiene una herida o una enfermedad estamos ante un indicador. Si le preguntamos a un vecino mayor por un hematoma, y nos da una explicación rara, vaga o imprecisa, preocupémonos. Y lo mismo si cambia de médico repetidamente o si acude con frecuencia a urgencias.

Partiendo de la base de que nos encontramos ante un hecho complejo que presenta múltiples condicionantes, es una verdad aceptada que un acto físico tiene su origen en la mente, en el cerebro. Por lo tanto es fundamental la percepción que tenemos de la persona mayor. En el imaginario colectivo un anciano es una persona dependiente, débil. Poco queda del respeto, la sabiduría que portan, o las experiencias vitales que nos pueden transmitir. Ya no se les pide consejo, ni se escuchan sus opiniones. Todo lo más, se han convertido en personas a las que cuidar. Esta imagen mental que tenemos de la Tercera Edad es lo que se ha dado en llamar "edadismo". Y son valores que penetran tanto en los familiares como en el propio mayor.

Las actitudes y estereotipos negativos hacia las personas mayores hacen que, de cierta manera, se les deshumanice. Los estudios demuestran que estos estereotipos negativos sobre lo que conlleva la vejez están presentes tanto en la población joven como en las personas mayores. Entre estas ideas se encuentra, por ejemplo, la de que las personas mayores pierden poder y control sobre sus vidas con la edad, así como la percepción de los ancianos como frágiles, débiles y dependientes. Todo esto facilita que otras personas abusen de ellos sin un sentimiento de culpabilidad o remordimiento, y que se les vea como un objetivo perfecto para la explotación.

A ese ideario global, a esa percepción mental, hay que añadir los condicionantes particulares de cada persona, en qué situación se encuentran. Según el informe del Centro de Estudios Reina Sofía, el 53,6% de los cuidadores entrevistados tenían que dedicar todo el día a la labor de atender a un familiar mayor dependiente. Esto les hizo renunciar a amistades, actos sociales, e incluso trabajo. Por lo que es preciso investigar sobre qué peso tiene el estrés del cuidador en la prevalencia del maltrato.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Los cuidados paliativos

Lo primero disculparme por no acudir a mi cita del jueves, como cada semana. He comenzado un nuevo curso que me ha tenido ocupada. Por otra parte, este mes nos centrábamos en seguir profundizando en la tipología de las demencias y en el ocio en la tercera edad, pero por una serie de circunstancias, me ha parecido de suma importancia hacer un post, sobre algo tan complejo, tabú y discutido hoy en día como los cuidados paliativos.

En la actualidad, adentrarse en el tema de los cuidados paliativos nos lleva a un camino lleno de curvas que simbolizan los estereotipos que la población tiene respecto a los cuidados al final de la vida. El debate está servido; ciertos grupos consideran que la medicina paliativa es sinónimo de eutanasia; otros profesionales consideran esencial prestar la asistencia necesaria para lograr un final digno para estos pacientes; existen otros grupos que no se posicionan en ninguno de los dos bandos y respetan la existencia de estos servicios pero sin sobrepasar ciertas barreras.

Es evidente, que la prestación de dichos cuidados al final de la vida está marcada, no sólo por ayudar al enfermo y a su familia, sino que se ve influida por factores religiosos, pautas éticas y morales, leyes, y principalmente limitada por recursos económicos. Es esencial, que los distintos profesionales que se ven implicados en el trato con estas personas con enfermedades terminales, o bien están relacionados con la toma de decisiones se formen sobre la materia y pueda divulgarse, de tal forma que se deje de tener un concepto erróneo sobre los cuidados paliativos.

Si bien es cierto que cuando se analiza el proceso de morir en las personas mayores se hace referencia a la situación de los enfermos terminales, hay que considerar que, salvando diferencias y lejos del estereotipo que asocia vejez con enfermedad, los modelos que pretender explicar el proceso de morir también son útiles para explicar la situación general por la que pasan las personas mayores.

La teoría más sobresaliente en este campo es la de Elisabeth KÜbler-Ross, Dra en Psiquiatría. Desarrolló una importante labor creando escuela propia en el acompañamiento de pacientes terminales. Sus publicaciones son un referente en el cuidado a personas en proceso de morir y de apoyo de duelo. Insistió en la importancia de la comunicación abierta con los moribundos en su libro Dead and dying.

La propuesta de Ross (1975-1995) diferencia cinco fases por las que pasaría el paciente con enfermedad terminal. Cada fase implica un sentimiento o actitud dominante: negación, cólera, negociación, depresión y aceptación. En estas fases está siempre presente la esperanza, que va evolucionando a lo largo del proceso y que requiere una adecuación de la actitud de profesionales y familiares.

En cualquier caso, las fases de Ross no han de entenderse como una evolución, en el sentido de que todas se dan y la secuencia es siempre la misma. La propia autora afirmaba que no todas las personas experimentan el mismo proceso y que incluso algunas emociones pueden aparecer en varios momentos. Podemos entender que existen tendencias más o menos generales, pero que no pueden tomarse como dogmas y que la idiosincrasia en la tercera edad tiene un alto valor.

A diferencia de Estados Unidos, en Europa no es norma la información sobre el diagnostico fatal, lo cual condiciona la actitud y actuación de profesionales y familiares del enfermo y genera, en muchos casos, inseguridad y ansiedad. En Ayudando a morir, Sporken(1978), profesor de bioética de la Universidad de Nimega, aporta explicaciones y criterios de intervención ajustados al contexto europeo y que pretenden ir más allá de la valoración e intervención sobre el dolor, importando características personales y vivencias psicológicas de los pacientes. Las fases psicológicas del enfermo terminal que propone son: ignorancia; inseguridad; negación implícita; comunicación de la verdad. Sporken considera a su vez, que si el paciente conoce la realidad sobre su situación seguirá las pautas dadas por Ross.

En relación a la comunicación con el enfermo, a la que todos los autores citados dan gran importancia, citar a Sureda (2003) que enumera las condiciones que esta comunicación ha de cumplir:

- la comunicación debe ser clara, directa y en un ambiente donde se respire la mayor serenidad posible

- valorar previamente, según el conocimiento previo que se tenga del paciente, la conveniencia de informar primeramente al paciente, a la familia o a ambos a la vez

- mantener un contacto visual con el paciente que infunda confianza y calidez en todo momento y que permita la expresión sincera de emociones y sentimientos

- mostrarse sincero, claro y directo, empleando un lenguaje que evite tecnicismos

- facilitar la información de forma lenta, pausada, siguiendo el criterio de la verdad soportable y respetando el ritmo de asimilación del paciente

- mantener las esperanzas

- programas nuevas visitas para dar tiempo a asimilar la información recibida y a preguntar las dudas que puedan surgirles al respecto

- facilitar un espacio, tanto a la familia como al paciente, en donde hablar de sus emociones y sentimientos

En cualquier caso, es preciso adecuar la situación e individualizarla, lo cual exige preparase de manera personal para esa conversación diagnóstica, establecer un marco físico adecuado y, durante la comunicación ser franco y responder a las preocupaciones del paciente, empatizando con él.

Por otro lado, los derechos del paciente terminal, establecidos por la OMS (1990), están de acuerdo al ejercicio de la medicina paliativa e incluyen, entre otros, el derecho a participar en las decisiones terapéuticas, a no morir solo o con dolor, a no ser engañado y a la asistencia de la familia y a la familia en el proceso.

La definición de la OMS es clara: ``Los cuidados paliativos [...] afirman la vida y reconocen la muerte, proporcionando alivio para el dolor y otros síntomas angustiantes, integran los aspectos psicológicos y espirituales del cuidado, ofrecen un sistema de soporte para ayudar a los pacientes a vivir.´´ Desde este punto de vista, la intervención de los profesionales va más allá de curar, implica aliviar, consolar, rehabilitar y educar.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Demencia Frontotemporal

Buenos días de nuevo, dado que el mes de Octubre se ha quedado corto, este mes vamos a seguir analizando algunas demencias, y lo alternaremos tanto con temáticas de ocio en la tercera edad, como con nuevas sugerencias por vuestra parte, como hemos hecho estas semanas.

Hoy quiero centrarme en la DLFT (Degeneración Lobar Frontotemporal, o Demencia Frontotemporal). Dentro del grupo de demencias con mayor incidencia en la población, ésta es tal vez la más agresiva de todas.

La DLFT, es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por un cambio progresivo y brusco en la personalidad y el comportamiento y/o por una alteración temprana y progresiva del lenguaje, con cierta preservación de la memoria y de las capacidades visuoespaciales en los estados iniciales. Es común que se manifieste antes de los 65 años, y cuanto más temprana es su aparición, más virulenta es su desarrollo.

Sus primeras manifestaciones vienen pautadas por trastornos conductuales, tales como desinhibición, conductas obsesivas-compulsivas, apatía, etc. Clínicamente se diferencian dos tipos, la variante frontal en la que se ve perjudicada la conducta, y las alteraciones atencionales y de funciones ejecutivas en la que predomina el trastorno del lenguaje. Con el desarrollo de la enfermedad es habitual que se presenten ambas tipologías en los pacientes.

Como ya hemos citado, es una de las demencias más agresivas, su curso habitual oscila entre los 3 y los 8 años, con una media de 5 años. En la mayoría de los casos, además de verse perjudicado el sistema cognitivo, es habitual ver deficiencias y dificultades motoras, simulando una esclerosis lateral amiotrófica, aunque esta sintomatología se presenta al final del desarrollo de la demencia.

Una vez desarrollada de forma teórica esta demencia, me gustaría aportar mi opinión personal acerca de ella. Desde hace dos años, un familiar la sufre. Verdaderamente, y tras ver muchos tipos de demencias en las residencias que he estado, me parece una de las más crueles. Para cuando quieres darte cuenta, ya es demasiado tarde.

Los inicios pueden confundirse con un periodo de depresión mayor, la persona se aisla, mantiene poco contacto social, parece como si se hubiera encerrado en un mundo propio. Cuando observas que no puede ser solo una depresión, las cosas van muy rápido. Comienzan a aflorar conductas muy agresivas con todo el mundo, principalmente de forma verbal, aunque con pequeños episodios de agresividad física. Una vez ahí, ni los parches ni la medicación logran frenarlo. Todos sabemos que una demencia es progresiva y degenerativa, lo que hace que en ningún caso el enfermo mejore, pero al menos con la medicación adecuada se puede ralentizar el proceso, pero con una demencia frontotemporal es muy complicado. Asimilados los procesos agresivas, comienzan las incontinencias, tanto urinarias como fecales. La persona termina de aislarse y prácticamente no mantiene contacto hablado con nadie, y cuando se disponen a mantener una conversación, no tiene lógica alguna, puesto que pierden el significado de las palabras, omiten partes de las oraciones como el verbo, o el sujeto, lo que les provoca gran impotencia, porque en cierta manera son conscientes de que algo pasa.

Por ahora, no puedo aportar más datos reales sobre el desarrollo de la enfermedad, porque la persona de la que hablo lleva dos años diagnosticada y a pesar de estar sufriendo un desarrollo de la enfermedad muy agresivo, por ahora no han surgido nuevos síntomas además de los ya citados.

No obstante y aprovechando la coyuntura, hablaré de forma habitual de esta demencia dado que la tengo tan cercana, y en mi opinión, además de desarrollar un cuerpo teórico exponiendo de forma resumida la descripción y las características de ciertas demencias, poder hablar con conocimiento de causa aporta otra dimensión. No es lo mismo trabajar diariamente con personas que padecen demencias, que tener en el propio entorno familiar a una persona que lo sufra. Los lazos que te unen a ella, siempre son distintos a los lazos y vínculos que creas con personas con las que trabajas. Aunque con el tiempo esas personas acaban formando parte de tu familia, las cosas como son.

jueves, 28 de octubre de 2010

Ante la jubilación ...

Jubilación es la palabra. Deseada o temida significa el comienzo de una nueva etapa, una nueva forma de vida, que sin duda alguna hay que ``aprender´´. Los nuevos jubilados, personas que cada vez llegan en mejor estado tanto físico como psicológico a la edad de jubilación, estrenan esta etapa casi sin referentes, ante un horizonte incierto de promesas.

La necesidad para prepararse para los cambios que implica la jubilación, viene siendo defendida desde hace muchas décadas. Entre uno de los mayores defensores encontramos a R.J. Havighurst (1900-1991) psicólogo norteamericano que enumeró las tareas evolutivas pertenecientes a cada rango de edad, tomando como punto de partida la distribución de etapas del ciclo vital elaboradas por Erikson. Ambos se alejaron de las teorías freudianas, negando la importancia que otorgó Freud a la biología y a los impulsos sexuales, haciendo énfasis en la importancia de la sociedad como impulsora del desarrollo del individuo.

Edades

ERIKSON

HAVIGHURST

12-18 años

Identidad VS Confusión de roles

Cualidad: Fidelidad

- Relaciones más maduras con coetáneos de ambos sexos

- Rol social masculino o femenino

- Independencia emocional de los padres

- Prepararse para el mundo profesional

- Adquirir valores y sistema ético

18-30 años

Intimidad Vs Aislamiento

Cualidad: Amor

- Integración en el mundo laboral

- Selección de pareja

- Aprender a vivir en pareja

- Tener familia propia

- Crianza de hijos

- Adquirir responsabilidades cívicas

- Encontrar un grupo social estable

30-60 años

Generatividad Vs Estancamiento

Cualidad : Cuidado

- Favorecer la asunción de responsabilidades y felicidad de los hijos

- Alcanzar y mantener cotas profesionales satisfactorias

- Desarrollar actividades de ocio adultas

- Relacionarse con la pareja en tanto persona

- Aceptar y ajustarse a los cambios fisiológicos de la mediana edad

- Aceptar y adaptarse al envejecimiento de los padres

Más de 60 años

Integridad Vs Desesperanza

Cualidad: Sabiduría

- Adaptarse al declive en salud y fuerza física

- Adaptarse a la jubilación y reducción de ingresos

- Adaptarse a la muerte de la pareja y la viudedad

- Adoptar y adaptarse a roles sociales de manera flexible

- Establecer un hábitat físico de vida satisfactorio

Como se puede observar en la tabla, el desarrollo de la personalidad no es independiente de la sociedad y la cultura, sino que casi cualquier descripción del comportamiento está marcada socioculturalmente y, en nuestro caso, esa marca es la de la cultura occidental.

Volviendo exclusivamente al tema que nos ocupa, la jubilación marca el comienzo de una etapa prevista y, sin embargo, ni siquiera tenemos la seguridad de que llegará de una forma natural. A veces nos sorprende en pleno rendimiento; otras, no acaba de llegar aunque se desee.

No depende casi nunca del individuo y no se vive de la misma manera una ruptura inesperada que un cambio previsto con el tiempo. En cualquier caso, siempre es el final de una etapa importante que confiere a las personas un rol social, que llena su tiempo de organización y sentido, que potencia la autoestima y la convicción de ser útil… Pero es también el comienzo de otra etapa, larga y esperanzadora; vivimos más y mejor; tenemos más oportunidades de disfrutar de la vida.

Por ello, merece la pena prepararse para afrontar este periodo crítico con realismo, pero con el propósito de realizar las reconversiones necesarias para vivirlo bien. No podemos olvidar que es el momento de reflexionar sobre aspectos de los que dependerá, en gran parte, el bienestar personal y familiar.

Por todo lo anteriormente expuesto, basándome tanto en opiniones de expertos en la materia, como en mi propia experiencia personal vivida durante mis prácticas en una residencia de tercera edad, me parece imprescindible que en la actualidad, se empiecen a impartir seminarios a los trabajadores de todos los sectores a partir de los 55-60 años.

Es evidente que en la vida de una persona es un cambio que marca un antes y un después, y no siempre ese cambio es positivo, porque no se sabe afrontar de la manera más correcta. Es normal que este tipo de iniciativas provoquen cierto rechazo entre las empresas porque les supone un coste económico añadido, pero con el paso del tiempo debe llegar a verse como un curso más para los trabajadores, como son los de reciclaje, idiomas, o especialización que actualmente imparten muchas empresas.

Desde la perspectiva del trabajador como persona, estos cambios a nivel de macrosistema están influyendo indirectamente en la personalidad de los individuos, que deben adaptarse a situaciones nuevas, tomando constantemente decisiones que afectarán a la supervivencia y a la calidad de vida que mantengan. En general, las personas adaptadas a la jubilación y a los cambios que ella conlleva, esta preparación les llevará a afrontar las nuevas situaciones de forma constructiva, serán personas competentes, establecerán relaciones cercanas cálidas, serán conscientes de sus logros y fracasos, y se orientarán al futuro con una actitud optimista. Entre las personas mal adaptadas por falta de esta preparación a la jubilación, podremos encontrar desde personas malhumoradas, hostiles, agresivos y quejosos, que acusan las circunstancias de sus propios errores hasta personas faltas de iniciativa, pesimistas, incapaces de aceptar responsabilidades, pasando por quienes mantienen patrones de comportamiento inadecuados para su edad.

martes, 26 de octubre de 2010

Demencia con Cuerpos de Lewy


La demencia con cuerpos de Lewy (DCL) es una entidad clínico-patológica descrita recientemente. Sus principales características clínicas son el deterioro mental, parkinsonismo de intensidad variable, rasgos psicóticos como las alucinaciones visuales (AV), y fluctuaciones del estado cognitivo que afectan especialmente a la atención y concentración.

Hasta la aparición en 1996 de los criterios diagnósticos del Taller Internacional del Consorcio para la Demencia con Cuerpos de Lewy, los casos de DCL solían ser erróneamente clasificados como enfermedad de Alzheimer (EA), enfermedad de Parkinson (EP) o la superposición de ambas.

Aún hoy la DCL es infradiagnosticada clínicamente. Constituye más del 10% de todos los casos de demencia que llegan a la necropsia, pero los estudios de muestras clínicas informan que sólo alrededor de un 5% tienen el síndrome de DCL. Sin duda, es una de las grandes olvidadas. Esto se debe a que la mayoría de personas que padecen demencia con Cuerpos de Lewy, son diagnosticadas en fases iniciales como EA, puestos que su sintomatología puede dar lugar a errores.

Para cuando los síntomas son claros, la demencia está en una fase muy avanzada. Es en esta etapa cuando las alucinaciones visuales están más presentes y comienzan a ser más agudas y perfectamente construidas. Esto provoca episodios violentos en las personas que sufren DCL, ya que creen que sus alucinaciones son totalmente reales. (Ej: aprecian que las paredes están llenas de insectos y comienzan a pegarlos).

Los cuerpos que actúan en esta demencia se localizan en tanto en zonas corticales como subcorticales del cerebro. Esto hace que sean muy comunes los trastornos atencionales, la apraxia constructiva, la coordinación visuomotora, la fluencia verbal fonética y la memoria de trabajo.

Cabe destacar que su incidencia es mayor entre los hombres y su inicio se sitúa entre los 70 y los 80 años. Algunos estudios longitudinales registran un curso evolutivo más rápido y con peor pronóstico que la evolución de la EA, considerando la trayectoria de la enfermedad más corta que la trayectoria del Alzheimer.



martes, 19 de octubre de 2010

Adentrándonos en el mundo de la Demencia

En entradas anteriores mencionamos que este sería el mes de la demencia en nuestro blog. Antes de adentrarnos en su tipología me parece importante hacer una aproximación al término demencia en su sentido más amplio.

Etimológicamente, el término ``demencia´´ significa ``falta de juicio´´. Pero la definición más consolidada que existe hoy día es el deterioro persistente y global de las funciones intelectuales adquiridas previamente. Su origen viene marcado por una afección o lesión orgánica difusa o multifocal cerebral. Para considerar que estos daños son parte de una demencia se debe considerar que las alteraciones mostradas son persistentes en el tiempo, y el trastorno debe mostrarse de una forma gradual y progresiva a lo largo de varios meses de evolución (según el Manual CIE-10, alrededor de los 6 meses).

Esta terminología, exige a su vez, que el deterioro cognitivo que presenta la persona interfiera en sus ABVD (Actividades Básicas de la Vida Diaria), necesitando ciertas ayudas o apoyos tanto físicos como técnicos.

Atendiendo a estas características, podemos clasificar las demencias en función del grado, de la siguiente manera:

- Leve: la persona sólo muestra dificultad en las actividades complejas o instrumentales (realizar compras, manejo de instrumentos o aparatos complejos, etc.) y, en actividades laborales u otras más complejas realizadas fuera del hogar.

- Moderada: el individuo muestra dificultad en actividades de la vida diaria, (como el aseo, vestido, etc) que se realizan en el hogar.

- Grave: la persona presenta dificultades en todas sus actividades y requiere supervisión constante.

En cuanto al origen de la demencia en las personas, las causas son muy variables pudiendo guardar relación con cualquier etiología médica general (degenerativa, vascular, tóxica, metabólica, traumática, infecciosa, tumoral, etc.)

En orden de frecuencia, es decir, las demencias más habituales en función de su grado de incidencia son EA (Enfermedad de Alzheimer), DV (Demencia Vascular), demencia con Cuerpos de Lewy, demencias Frontotemporales, y otras de etiología mixta como demencia con Cuerpos de Pick, entre otras de menos incidencia.

martes, 12 de octubre de 2010

Buenos días nuevamente!

Este verano ha sido largo, duro y díficil. Dada la elaboración de mi tesina, he dejado descolgado el blog, el cúal justo comenzaba su andadura. Pero hoy es el día de su ``bautizo´´. Volvemos a empezar con más fuerza y ganas que nunca.

Este mes lo vamos a dedicar principalmente a acercarnos un poco más a la tipología de las demencias degenerativas que hoy día nos rodean. Vamos a hacerlo de una forma cercana para poder llegar tanto a profesionales relacionados con la tercera edad, como a personas mayores, como a todos los cuidadores informales, intentando así dar respuesta a algunas dudas que surgen derivadas de estas enfermedades.

Quiero dejar una puerta abierta a las consultas de todos los lectores, bien sean médicas, sociales o psicológicas, que en la medida de lo posible, y con la ayuda de profesionales que he ido conociendo por el camino, serán resueltas a la mayor brevedad posible.

jueves, 23 de septiembre de 2010

En el camino de la dependencia

Me gustaría compartir un fragmento de una historia real que logró conmoverme de una forma escalofriante:

``Carmen, que quedó viuda con 63 años, sacó adelante a cuatro hijos y en su familia ha llevado siempre el timón con mucha soltura. Se adaptó muy bien a su nuevo estado, recuperando a gran parte de sus amigas de la juventud y vivía una vida muy autónoma realizando viajes por España y el extranjero, estancias en balnearios, participando sistemáticamente en diversas actividades culturales y de ocio, e incluso le quedaba tiempo para hacer de gestora de sus hijos en horario laboral haciendo encargos de bancos y otras tareas administrativas.

Un día de verano de 2000, estando en una reunión familiar con motivo de las fiestas del pueblo, perdió el conocimiento y se desvaneció. Pronto se recuperó y , aunque se encontraba muy bien, fue reconocida minuciosamente por los médicos del centro de salud, los cuales encontraron perfectamente todas las constantes y no dieron gran importancia a lo sucedido, un mareo, una lipotimia sin importancia, seguramente por los efectos del calor.

A los pocos días sus familiares empezaron a observar problemas en el habla, dificultad para pronunciar ciertos sonidos y, sobre todo dificultad en la evocación de algunas palabras. Ella se daba cuenta y empezó a preocuparse.

[...] Pasaban los días y el problema, lejos de remitir, se iba haciendo mayor. Parquinsonismo, demencia vascular, demencia por cuerpos de Lewy, demencia mixta, Alzheimer, ¿qué más da?, ... El caso es que Carmen no está bien. Ha empezado a cambiar; tiene despistes constantes, le cuesta mucho encontrar las palabras para expresarse, confunde los conceptos, no se acuerda de las cosas, etc. Esas fueron las primeras señales de que algo raro y no bueno estaba pasando.

[...] En sus repetidas visitas a los especialistas podían comprobar cómo en las sucesivas aplicaciones del famoso test minimental, instrumento casi exclusivo que utilizan médicos y psicólogos para medir la capacidad cognitiva, la puntuación era en cada ocasión más baja, y eso que debía saberse ya los ítems de memoria.

En un año y medio, el contacto con la realidad era cada vez menor. Los hijos, aunque todavía sin un diagnóstico cierto, empezaban a ser conscientes de que su madre era otra persona [...].

¿Cómo se ha sentido ella en todo este tiempo?

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Comienza la andadura...


... Desde este momento queda inaugurado un blog en el cúal todo el mundo podrá expresar sus opiniones, sus dudas, sus necesidades o problemas relacionados con la tercera edad. Da igual la edad, el lugar de residencia, la ideología, etc; solo importan las personas.

Cada semana se incluirán nuevos contenidos que buscarán acercar a los lectores al mundo de la gerontología, con todas las dimensiones que eso conlleva; salud, psicología, educación, ocio, políticas sociales, entre otros contenidos, los cuales podréis ir sugiriendo.

Dada mi profesión, Trabajadora social especializada en Gerontología, trataré, a su vez, de acercaros a conceptos administrativos que pueden resultar complicados en un inicio, como la tramitación de la Ley de Dependencia (Ley de Prevención y Promoción de la Autonomía Personal), documentación sobre distintos tipos de residencias, y diversos Planes Gerontológicos vigentes en distintas Comunidades Autónomas de España. Tampoco nos olvidaremos de la última tecnología y técnicas de apoyo existentes para nuestros mayores.

En definitiva, nos centraremos en conocer un colectivo aún olvidado y en ciertos casos desconocido por muchos de nosotros para evitar así su discriminación.