miércoles, 2 de febrero de 2011

Necesidades y problemas que muestra el colectivo de tercera edad I

Durante unas días vamos a postear las diversas necesidades y problemas que muestran las personas llegadas a determinada edad. Dado que son muchas las necesidades que muestran nuestros mayores, bien demandándolas de forma directa o indirecta, tanto a nivel individual como a nivel colectivo, las dividiremos en varios post, para así poder examinarlas en mayor profundidad. Os invito a que participeis si consideraís que hay alguna otra necesidad o problema que os resulte inquietante, y lo comentaremos entre todos.

Entre ellas se encuentran: la salud; la autonomía; el respeto de sus derechos y libertades fundamentales; la compañía de terceros; la vivienda y su accesibilidad a la misma; la situación económica en la que se encuentran y la autorrealización personal.

A)Salud

Se puede decir que la enfermedad tiene consecuencias a nivel físico, psicológico, funcional, social y económico. En efecto además de afectar a la persona orgánicamente, le provoca dolor y sufrimiento; lo que le impide disfrutar de la vida, tendiendo a relacionarse menos con los demás e interfiriendo en su motivación, autoestima, memoria y aprendizaje.

La enfermedad puede generar, además, dependencia funcional, por un lado, en la medida que es fuente de discapacidades y dependencia económica, por otro, a causa de gasto médico y de los cuidados que supone.

Las enfermedades más comunes durante el envejecimiento son las del corazón, varices, artritis, diabetes, enfermedades del sistema urinario, deficiencias visuales y auditivas, trastornos ortopédicos, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Cabe decir que las enfermedades no tienen edad, simplemente las personas de mayor edad son algo más vulnerables. La enfermedad crónica, la de naturaleza duradera y continuada en el tiempo, tiene especial importancia en el caso de las personas mayores, ya que es la que mayor morbilidad y dependencia genera.

Uno de los problemas de la enfermedad en la persona mayor, es su difícil diagnóstico, debido tanto a la confluencia de diversas patologías, como al hecho de que no siempre está claro si determinados síntomas son consecuencia del propio envejecimiento o de un proceso patológico. La cuestión radica en buscar un tratamiento para dichos síntomas, independientemente del origen del mal.

Especial relevancia tienen las enfermedades neurodegenerativas por su incidencia en la vejez. Las enfermedades de tipo Alzheimer afectan al 1% de la población total, al 5% de la población mayor de 65 años y al 20% de la población mayor de 80 años. Se caracteriza por una pérdida de memoria, lenguaje, juicio, cambios en la personalidad y por el funcionamiento de la persona en general. Su origen se atribuye a factores genéticos y a un deterioro de ciertas neuronas de la base del cerebro.

Enfermedades similares son la enfermedad de Pick, que se manifiesta comúnmente entre los 40 y 60 años, la de Huntington, que se presentan alteraciones motoras y aparecen en la edad adulta intermedia, la enfermedad de Parkinson y las demencias multinfarto, que suceden generalmente a partir de los 65 años.

Estas enfermedades no tienen curación, pero sus síntomas pueden paliarse a través de la estimulación precoz (entrenamiento sensorial, técnicas memorísticas, terapia de ocio, musicoterapia...), de la intervención farmacológica, y de una vida sana a través de la prevención primaria en la edad adulta media: hábitos saludables; de la secundaria: tratamiento de problemas y chequeos y revisiones periódicas; y terciaria que incluye rehabilitación, apoyo y tratamiento de dolor.

B) Mantenimiento, recuperación o compensación de la autonomía

Provocada por la pérdida de salud, es la incapacidad para realizar las actividades de la vida diaria (AVD). Para medir el nivel de dependencia se suelen utilizar diferentes instrumentos técnicos, utilizados para conocer si una persona es capaz de realizar por sí misma las AVD: Índice de Katz, Geronte, Escala de Guttman, Escala de Incapacidad Física de Cruz Roja, Escala de Lawton y Brody, Escala de Siu y Reuben...

Existen además escalas que valoran la capacidad cognoscitiva de la persona mayor, así como sus redes de apoyo social, que referencia a las relaciones sociales que mantiene el anciano y que le proporcionan o pueden proporcionar apoyo social como información, apoyo emocional, ayuda económica o material, ayuda en tareas o actividades, etc. Para medir las redes de apoyo social se suele utilizar la escala OARS (Social Resource Scale; Escala de Recursos Sociales en el anciano).


1 comentario:

  1. Muy instructivo.

    Me parece que este blog se va a convertir, si no lo es ya, en toda una referencia documental.

    ¡Sigue con este gran trabajo!

    PD: Tal vez sería buena idea que en el título señalaras que es la primera parte de una serie. Luego es más sencillo para indexar

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