sábado, 22 de enero de 2011

Aspectos psicológicos del colectivo de tercera edad

En el plano psicológico, podemos destacar que las personas mayores dependientes se sienten tristes y deprimidas en mucha mayor medida que las no dependientes, sentimiento que se acentúa en el caso de las mujeres, quienes han venido tradicionalmente realizando las actividades cotidianas del hogar y prestando los cuidados familiares.

Otra consecuencia de la dependencia es la pérdida de privacidad e intimidad, sentida en menor medida cuando el cuidado los prestan los familiares directos, y en mayor medida cuando los servicios los prestan cuidadores o instituciones dirigidas a tercera edad.

En cuanto al sentimiento de soledad, si bien las personas dependientes no suelen vivir solas, manifiestan un sentimiento de soledad más fuerte que los demás, debido fundamentalmente a la disminución del número de contactos y de la calidad de las relaciones.

En el anciano se incrementa el temor a lo desconocido, porque tener conciencia
de las crecientes pérdidas físicas e intelectuales le produce un gran sentimiento de inseguridad. Estos son agravados por pautas culturales que los ubican en una posición desventajosa con respecto al adulto joven, determinando los roles que deben desempeñar.

Otras reacciones negativas que puede sufrir el anciano ante la angustia y frustración provocadas por las pérdidas son la depresión
y regresión. La depresión no es necesariamente un síntoma de envejecimiento pero se relaciona con el ámbito social estrecho en que vive el anciano, el cual lo conduce al aislamiento. Esto no se debe necesariamente a que el anciano viva solo, sino a que se le dificulta entablar nuevas relaciones significativas y algunas veces se presenta una rigurosa resistencia a abordar nuevas amistades.

Si bien es cierto que todas las edades son portadoras de opiniones sociales, sin dudas la Tercera Edad constituye una etapa de la vida muy influenciada, más bien determinada por la opinión social, por la cultura
donde se desenvuelve el anciano. Hasta hoy día la cultura, de una forma u otra, tiende mayoritariamente a estimular para la vejez el sentimiento de soledad, la segregación, limitaciones para la vida sexual y de pareja, y de la propia funcionalidad e integración social del anciano.

Se ha llegado a considerar además, que los elementos conformadores de identidad
son tomados generalmente de los prejuicios negativos que la cultura como tendencia, ha reservado para la vejez. "Soy viejo porque ya me queda menos, soy inútil, incapaz, retirado, final."

Un resultado de depresión e inseguridad puede ser el intento del anciano por regresar a etapas anteriores de la vida. La persona
dependiente e insegura en momentos de tensión tenderá a regresar a conductas infantiles y a no realizar esfuerzos constructivos para resolver los problemas.

El anciano experimenta una necesidad creciente de seguridad
, en un momento de la vida en que los recursos físicos y psicológicos están en rápida decadencia. Existe un sentimiento de impotencia para satisfacer las necesidades, lo cual le provoca frustración, miedo e infelicidad.

Aún cuando el anciano evita establecer relaciones afectivas estrechas, intensifica sus vínculos con la familia cerca
na. Esta representa la fuente principal de ajuste socio-psicológico en el proceso de envejecimiento, debido a que es el medio que ofrece mayores posibilidades de apoyo y seguridad.

El anciano debe valorarse como un individuo que posee un cúmulo preciado de experiencia que puede trasmitir a los jóvenes en el interactuar diario. Debe dársele la oportunidad de seguir siendo parte del sistema
productivo en actividades que le permitan sentirse útil.

1 comentario:

  1. Muy buen texto, tome parte de la informacion para seguir con mi investigacion de la tercera edad, Muchas Gracias!

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